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Guangzhou fin de temporada

Escribir en español me va resultando siempre más complicado. Sin embargo esta no es la razón por no haber escrito durante meses sobre nuestras vidas en el lejano este.


Después del viaje a Sichuan, durante las fiestas del Año Nuevo Chino, todo empezó a complicarse y enredarse siempre más. A finales de Marzo la dueña de nuestro piso en Cantón vendió el piso, y nos dio un margen de una sola semana para encontrar otro.
Al mismo tiempo llegó la confirmación que habí­an aprobado mi petición de trabajar en Raffles Shanghai y que tení­amos que mudarnos para finales de junio.
No quisimos perder mucho tiempo para encontrar un nuevo piso en Cantón, ya que í­bamos a estar allá solo 3 meses. En dos dí­a ya nos habí­amos decidido por uno muy barato al lado del College. Así que sin pensarlo mucho dejamos nuestro querido piso de 5 estrellas con jardín y piscina.

y nos mudamos a uno muy popular y sin ninguna estrella.
El piso era nuevo pero estilo TODO A 100. Todo se estropeaba sin ni siquiera tocarlo.
Los edificios de esta nueva urbanización nos dieron una idea de hasta que punto el mal gusto chino puede llegar. Lo que creí­amos fruto de las barbaridades de los 70s se estaban construyendo sin fin delante de nuestros ojos. Probablemente el tema es que ellos están viviendo solo ahora el boom económico que tuvimos nosotros en los 70s.

La imagen desagradable de este conjunto de pisos tiene su culminación en un uso desproporcionado de barras de hierro para proteger puertas y ventanas, que convierten las viviendas en verdadera jaula. Vivir en la cárcel no puede ser muy diferente…

A todo eso hay que añadir que vivir en una barrio realmente “popular” supone un choque cultural brutal. Solo os dejo caer que algún vecino estaba tan convencido de que su basura fuera independiente que la dejaba libre de coger el ascensor sola.

Por suerte nuestro mini, usa y tira apartamento no tenia celdas y gozaba de una buena vista a un parque tropical que nos salvó la vida.

En realidad a pesar de nuestras quejas hay imágenes de edificios mucho peores en Cantón y en general en sur de China.

La obsesión por la delincuencia y los ladrones es tal que la gente prefiere construirse celdas y encerrarse en una voluntaria cárcel de por vida.
Lo curioso es que, comparado con Barcelona, Cantón nos pareció una ciudad muy segura, no tuvimos nunca la sensación de peligro, ni fuimos testigos de ningún tipo de robatorio aunque fuera menor, estilo Ramblas. Pero la mayorí­a de la gente esta acojonada y prefiere vivir así­.

En un PLIS PLAS llegaron la vacaciones del primero de Mayo, y ya que nos habí­amos ahorrado un pastón pasando de un piso a 5 estrellas a uno sin ninguna, nos fuimos de viaje a Singapur y Malasia.