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Vivir en China sin conocer a sus vecinos?

Vivir en China sin conocer a sus vecinos no serí­a completo, sobretodo si pensamos a cuantas veces sus confines se han extendidos y contraí­dos. VIETNAM es el primero de la lista en nuestra selección, sólo mil años bajo el imperio Chino.

Después de una semana particularmente estresante, pero también gratificante por la organización del Fashion Show 2006 del College, conseguimos coger un avián y en un par de horas estábamos en Vietnam.
Fue todo tan rápido que tení­amos la sensación de non haber salido de China. Así­ que nos costó dejar de dirigirnos a la gente en chino.
Cogimos un taxi para ir a casa de un chico español que lleva viviendo 4 años en Saigon (Ho Chi Minh), y durante el trayecto tuvimos suficiente tiempo para calcular el cambio y evitar que nos estafaran a la primera de turno.
Kique vive en una estupenda casa estilo japonesa fuera del centro. El concepto es tan diferente de nuestros hogares, la relación interno-externo es asombrosa. Un hermoso jardí­n rodea la casa, y dentro, en el centro del salín principal, alberga otro jardí­n; no hay ventana para acceder a ello, simplemente no hay paredes que lo separen del interno.

Llegamos tan tarde que no diá para mucho más aquella primera noche.
El dí­a después nos levantamos pronto y Kique nos consiguió una moto y nos llevó a dar un paseo por la ciudad, desde las afueras hasta el rí­o.

Pues si ninguna duda, aquello no era China, estábamos en Vietnam. Sombreros vietnamitas por todas partes y una infinidad de motos se moví­an en todas las direcciones. Ya no habí­a rascacielos que se levantaban al infinito solo construcciones de máximo 2 plantas y un mogollón de gente trabajando en las calles que no paraba de saludarnos…

Cualquiera que piense en Vietnam enseguida lo asociaría con el horror de la guerra con Estados Unidos, así­ que parece imposible visitar Ho Chi Minh sin pasar por el Museo de la(s atrocidades) de la guerra. Así­ que allá fuimos y no sólo, a la vuelta de nuestro viaje por el sur, incluso fuimos a visitar los túneles, más de 250 Km subterráneos de distintos niveles que van de Saigón a Camboya. Los túneles como bien se sabe fueron la verdadera arma que permitió a los vietnamitas ganar una guerra imposible de ganar incluso para ellos mismos. Siguiendo el sistema sofisticado de los topos desaparecí­an sin dejar rastro.

Por mucho que lo hayas leí­do, por mucho que lo hayas visto en documentales no puedes hacerte una idea de lo que llegaron a hacer para resistir a las ofensivas sin fin y sin lí­mites de los Estados Unidos.
Habí­a leí­do que los únicos túneles que se podí­an recorrer habí­an sido agrandados para los turistas, así­ que pensé vaya tonterí­a, sin embargo entré y aquello era realmente angosto… tení­amos que andar acuclillados en las más negra oscuridad, con apenas aire para respirar. Salí­ a la primera posibilidad, pero aquello me pareció eterno…

Dejando de lado el tema guerra que da mucho de sí­, lo que más nos gustó de Vietnam fue la gente. Amables, sonrientes, amigables, aunque que quizás nuestra opinión está influenciada por el choque de venir de China donde la gente es mucho más tí­mida y desconfiada. Los vietnamitas nos parecí­an escenográficos y hermosos en si mismos, sus vestidos, sus colores, sus costumbres.

El Vietnam es un paí­s mucho más en ví­a de desarrollo que China…

Viajar distancias mí­nimas se hace eterno, las carreteras incluso cuando están en buen estado están llenas de gente, animales, bicicletas…

En todo Vietnam solo hay una ví­a de tren que va de norte a sur, y de sur a norte, así­ que hay tramos en que el tren no puede ir a más de 15 km por horas, o tiene que esperar horas a que pase otro.
Lo que más no sorprendió es la presencia masiva de iglesias, creo en toda mi vida nunca habí­a visto tantas iglesias…

Donde mejor nos lo pasamos fue en Muiné, un fantástico y relajante lugar a lado del mar.
Dormir y despertar con el sonido constantes de las olas del mar fue el regalo que me hice para mis cumpleaños.

Alquilar una moto fue desde luego una muy buena idea…

Donde conocimos más gente fue en Na Trang.

Y el sitio que menos nos gustó pero donde mejor comimos fue Dalat.

El Delta del Mekong, el rí­o más largo de Asia también era un lugar que no podí­amos no visitar… Estuvo bien aunque las imágenes no eran tan diferentes de las que vimos en Tailandia.

Como casi inevitablemente ocurre al visitar culturas tan diferentes de la nuestra, acabamos por conocer muchos occidentales, la mayorí­a de ellos llevaba años viviendo en Vietnam. Cada uno sin lugar a duda un mundo a parte pero todos compartí­an algo una necesidad loca de hablar, no habí­a quién le cortara… Parece ser que tampoco el vietnamita es tan fácil de aprender …….–__–